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    25 Años Después de la Muerte de la Princesa Diana

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    acimos el mismo año, 1961 y ambas nos casamos dos décadas después.

    Quizá no habías nacido, apenas lo recuerdas… o fuiste parte de la reacción mundial que se impactó con el trágico accidente de la Princesa Diana de Gales.

    ¿Dónde te encontrabas hace exactamente 25 años?

    Yo tenía escasos cinco meses de haber llegado a Atlanta, para integrarme al equipo que inauguró la primera cadena de noticias en español de 24 horas.

    Ese 31 de agosto de 1997, fin de semana, realizamos un paseo familiar a Orange Beach en Alabama.

    No había teléfonos inteligentes, así que no teníamos la costumbre actual de tener esa extensión de nuestro brazo al amanecer y anochecer, para conocer o transmitir las últimas novedades.

    La noticia del accidente y deceso de Diana mientras huía de los paparazzis en un vehículo que iba a toda velocidad en un túnel de París, me llegó de una forma mucho más lenta, con mensajes de beeper.

    Fue una de las noticias más fuertes de ese año de estreno de CNN EN ESPAÑOL. Cinco días después nos tocó reportar también la partida de la Madre Teresa de Calcuta. Ambas unidas por obras de caridad y se divulgaron muchas imágenes y giras conjuntas. Provenientes de dos mundos totalmente distintos, pero con un genuino interés humano.

    Catorce años después, en abril del 2011, fui asignada para cubrir la boda real en Londres del hijo mayor de Diana y futuro heredero del trono, el Príncipe Guillermo.

    Emprendí la tarea de estudiar en profundidad y comprender lo que significa la realeza para los ingleses y la razón de la monarquía.

    Desde América, un sistema que para nosotros es totalmente ausente y realmente extraño, excepto por los cuentos de hadas y las películas.

    Pero al llegar a una de las principales capitales del mundo, comprendí que para los ingleses esa unión matrimonial de la que todo el país estaba pendiente, era como ganar un campeonato de fútbol para nosotros. Celebraban y transmitían optimismo, alegría y esperanza.

    Al mismo tiempo…ese día durante las distintas transmisiones realmente nos integramos y cautivamos a la audiencia con la atracción del cuento de hadas, la carroza, las tradiciones y por qué no…para muchos…los sueños…

    Pero hay una huella especial que más que los formalismos, el glamour y la fantasía quiero destacar.

    Es el esfuerzo que hizo Diana en su corta vida de madre, por criar a sus hijos como otros niños, rompiendo en muchos casos con las regulaciones monárquicas. Compartió realmente con ellos su amor, dedicó tiempo a su educación, a pasear, pero también para crear consciencia de las necesidades de tantos en el mundo. Los guió por las causas humanitarias. Su huella trasciende en sus hijos y hasta en su nueras y nietos que no conoció.

    “Todos necesitamos ser valorados. Todos tenemos el potencial de entregar algo a los demás”…Diana